Nos reencarnamos por Sabina



Por ejemplo tus braguitas de encaje,
por ejemplo mis uñas, tu espalda,
por ejemplo volver de viaje,
por ejemplo quitarte la falda.

Por ejemplo te toca a ti encima,
por ejemplo muérdeme la oreja,
por ejemplo dos bocas que riman
como riman tan pocas parejas




De nuevo





Se ha prometido a si misma no comprar nada, solo mirar. Pero en el fondo de su alma esta deseando comprar, comprar cualquier cosa, comprar hasta olvidar sus penas, la angustia que la corroe por dentro por que pesa diez kilos de mas y ya no la mira nadie y está sola.




La mejor perra de todas




Yo no canto pero escribo esto.








"Es una herida
que no se cura:
haber salido
de una".




Cuando todo comenzó fue lindo ¿no?. La intención siempre fue buena, fue correcta, pero, somos ciegos y lo seremos siempre. Porque no nos dimos cuenta...y ahora, con esta edad, aun no sabemos cuantos nos quisimos. ¿Porque no pase un día entero contigo?. Sin poder vivir de otro modo nos resignamos a estar tomados de la mano, no pude llevarte en mis brazos. No puedo resignarme al hecho de quererte ni odiarte, eres para mi una fotografía, de vez en cuando apareces en un papelito, en la ropa que suelo usar, en la calle. Me contaste que vivías con él, que eras muy feliz, que es lo mejor. Pues bien, yo no pude coincidir en nada contigo. Querida, no llores más que no lo mereces.





Hasta nunca falso amor confundido
Con la mujer que se aleja
Con la mujer perdida
El año pasado en Alemania
Que ya no volveré a encontrar

G. Apollinaire


*Gracias por todos los libros que alguna vez me diste



-Todo caduca con el tiempo. El amor también. La gasolina del coche, por ejemplo: si olvidas que se va a acabar te dejará tirado en medio del campo

-Yo te voy a querer siempre, y si se acaba la gasolina me muero


Recuerda, pues, recuerda
que a la vuelta de las estaciones
tú serías mi principio de realidad,
y no hubo estaciones ni regresos,
sólo figuras entrevistas y sentidas por un durmiente,
un ir y venir de días a lugares
cruzando esas arenas movedizas
sin temor ni alegría

Pedro Lastra