Despierto y escribo
Me quejo
Le cuento al mundo que no me quieres
Ahora me levanto
Y cuando me levanto también me quejo
Tomo desayuno y me quejo
Cada cucharada de café
Cada cucharada de azúcar
es un quejido
El agua caliente es un solo quejido
Y el resto del día
Mis miradas desde la micro
Mis miradas en las veredas
-Todos quejidos-
Lo mismo pagarle a la cajera en el supermercado
Comprar una lechuga
Comprar un cuarto de queso,
Son quejidos,
Y escoger un tomate
¡entre tantos tomates!
Y es coger una manzana
¡entre tantas manzanas!
Son una ráfaga de inaudibles
De interminables
De inconsolables quejidos.
Es de noche
Y me tengo que dormir
Dormir es otro quejido
Es como una bolsa que se apoya
Llego a mi casa rendido
Y más encima hay que dormir
Hay que poder dormir
Hay que soñar
Y sobrevivir a lo que se sueña
No me he dormido todavía
Este es otro quejido
Tengo los ojos pegados
Pegados como dos quejidos
Como dos conchos
Como dos velas
Como dos cavidades pegajosas
Esponjosas
Duraderas
Quemadas
Hundidas
Secas.
Rememoro todo el día
Rememoro tu número de teléfono
Rememoro lo solo
Lo abandonado
Lo miserable
Lo mal amado
Que me he sentido todo el día
Y todos estos quejidos salen por la ventana
Y despiertan a los vecinos
Y los vecinos encienden sus luces
Y se ponen sus batas de levantarse
Y abren sus refrigeradores
Y estamos en una película norteamericana de los años 50
Y todos tomamos un vaso de leche
Y ahora se ponen a ladrar los perros
Y la luna viene a ver lo que pasa
Y a ponerse los aullidos
Como lianas
Como hilachas
Como a bolas de billar de luz
Y yo me duermo
Y de mi sueño sale fuego
Y del fuego sale humo
Y del humo sale un genio
Y llama a los bomberos
Y mis vecinos vuelven a levantarse
Y a abrir sus refrigeradores
Y a encender sus lámparas de velador
Y a caminar por los pasillos alfombrados de sus casas
Y yo vuelvo a despertar
Y ellos vuelven a ponerse sus batas de levantarse
Y yo vuelvo a pintarlos de blanco
Y a tomarme un vaso de leche
Y a verlos levantar sus brazos como adoradores de Satán
Y el fuego se apaga
Y el sudor vuelve por sus venitas
Vuelve por sus tubitos
Vuelve por sus poros
y ahora están entrando en sus sábanas
Y todos están limpiecitos
Y lo único que sale sucio todavía y rojo
Es un quejido
De la comisura de mi labio
Como un reguero de sangre.
Me quejo
Le cuento al mundo que no me quieres
Ahora me levanto
Y cuando me levanto también me quejo
Tomo desayuno y me quejo
Cada cucharada de café
Cada cucharada de azúcar
es un quejido
El agua caliente es un solo quejido
Y el resto del día
Mis miradas desde la micro
Mis miradas en las veredas
-Todos quejidos-
Lo mismo pagarle a la cajera en el supermercado
Comprar una lechuga
Comprar un cuarto de queso,
Son quejidos,
Y escoger un tomate
¡entre tantos tomates!
Y es coger una manzana
¡entre tantas manzanas!
Son una ráfaga de inaudibles
De interminables
De inconsolables quejidos.
Es de noche
Y me tengo que dormir
Dormir es otro quejido
Es como una bolsa que se apoya
Llego a mi casa rendido
Y más encima hay que dormir
Hay que poder dormir
Hay que soñar
Y sobrevivir a lo que se sueña
No me he dormido todavía
Este es otro quejido
Tengo los ojos pegados
Pegados como dos quejidos
Como dos conchos
Como dos velas
Como dos cavidades pegajosas
Esponjosas
Duraderas
Quemadas
Hundidas
Secas.
Rememoro todo el día
Rememoro tu número de teléfono
Rememoro lo solo
Lo abandonado
Lo miserable
Lo mal amado
Que me he sentido todo el día
Y todos estos quejidos salen por la ventana
Y despiertan a los vecinos
Y los vecinos encienden sus luces
Y se ponen sus batas de levantarse
Y abren sus refrigeradores
Y estamos en una película norteamericana de los años 50
Y todos tomamos un vaso de leche
Y ahora se ponen a ladrar los perros
Y la luna viene a ver lo que pasa
Y a ponerse los aullidos
Como lianas
Como hilachas
Como a bolas de billar de luz
Y yo me duermo
Y de mi sueño sale fuego
Y del fuego sale humo
Y del humo sale un genio
Y llama a los bomberos
Y mis vecinos vuelven a levantarse
Y a abrir sus refrigeradores
Y a encender sus lámparas de velador
Y a caminar por los pasillos alfombrados de sus casas
Y yo vuelvo a despertar
Y ellos vuelven a ponerse sus batas de levantarse
Y yo vuelvo a pintarlos de blanco
Y a tomarme un vaso de leche
Y a verlos levantar sus brazos como adoradores de Satán
Y el fuego se apaga
Y el sudor vuelve por sus venitas
Vuelve por sus tubitos
Vuelve por sus poros
y ahora están entrando en sus sábanas
Y todos están limpiecitos
Y lo único que sale sucio todavía y rojo
Es un quejido
De la comisura de mi labio
Como un reguero de sangre.
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